Habéis bebido unas cervezas mientras charláis con unos amigos en un bar y tenéis la vejiga llena.
Os levantáis, vais al lavabo, hacéis la cola correspondiente y por fin estáis en vuestro cubículo.
En soledad y recogimiento y de repente tomáis una decisión.
Un más difícil todavía.
Un reto hacia vosotros mismos: queréis demostraros algo.
Y decidís cagar antes de mear.
1 comentario:
El placer como necesidad diferida, tantrismo de váter.
Publicar un comentario